NOTICIAS

Probabilidad, garbanzos y bancarrotas: “El juego de las caras” llega al IES Peñalba

El viernes 6 de junio, en la clase de Matemáticas de 3º de ESO bilingüe del IES Peñalba, hemos cambiado los libros por monedas, los ejercicios por apuestas… ¡y los euros por garbanzos!. Todo ello con una buena razón: hemos jugado al tradicional «juego de las caras», una costumbre centenaria que se celebra cada Viernes Santo en la vecina localidad de Calzada de Calatrava, y que nos ha servido como excusa perfecta para adentrarnos en el apasionante mundo de la probabilidad.

¿En qué consiste el “juego de las caras”? El juego se desarrolla en un ambiente festivo en las calles del pueblo, donde se dibujan círculos en el suelo llamados corros. Los participantes se dividen en dos grupos:

  • La banca: situada dentro del corro, es responsable de igualar las apuestas de los jugadores.
  • Los apostantes: colocan sus apuestas fuera del círculo.

Si ambas monedas muestran caras, gana la banca. Si ambas muestran cruces, ganan los apostantes, y si sale una cara y una cruz, se repite la tirada hasta obtener un resultado definitivo. Una dinámica sencilla, pero con mucho jugo matemático.

En clase hemos analizado el juego desde un punto de vista matemático y social, y hemos conseguido tres importantes objetivos:

  1. Poner en valor las tradiciones del Campo de Calatrava, conociendo un juego popular que forma parte de nuestro patrimonio cultural.
  2. Reflexionar sobre los riesgos del juego sin control y la ludopatía, entendiendo que, aunque las matemáticas pueden ayudar a calcular probabilidades, la suerte no se deja domesticar tan fácilmente.
  3. Aplicar los conocimientos matemáticos al mundo real, calculando la probabilidad de que gane la banca o los apostantes, analizando si existen estrategias para ganar dinero a largo plazo (spoiler: no muchas) y discutiendo cómo se podrían repartir los beneficios en caso de que varias personas se asocien para formar banca.

Eso sí, nos hemos permitido algunas licencias para adaptar el juego a nuestro contexto académico: en lugar de euros hemos apostado garbanzos (infinitamente más sostenibles para un aula), y las tradicionales monedas del reinado de Alfonso XII han sido sustituidas por monedas antiguas de distintos países. ¡Un viaje internacional sin salir de Moral de Calatrava!

Y como en todo juego, ha habido de todo: algunos alumnos han hecho auténticas fortunas de garbanzos y ya soñaban con invertir en cocidos, mientras que otros han terminado en bancarrota, pidiendo prestado hasta el último garbanzo para seguir jugando. Una manera divertida y didáctica de comprobar que, en el mundo de las probabilidades, no todo es azar… ¡pero casi!

Una actividad diferente, entretenida y llena de enseñanzas tanto matemáticas como vitales. Porque las matemáticas están en todas partes… ¡incluso en los juegos de la Semana Santa!